Aunque Thorndike a principios de siglo ya había
establecido algunos de sus principios y Pressey había desarrollado
máquinas de enseñar en la década de los años 30, para muchos (Salinas,
1991) la Tecnología Educativa nace en los años 50 con la publicación de
las obras de Skinner "La ciencia del aprendizaje y el arte de la
enseñanza" y "Máquinas de enseñanza", donde se
formulan unas propuestas de enseñanza programada lineal (más tarde con Norman
Crowder se hará ramificada) bajo presupuestos científicos conductistas
basados en el condicionamiento operante. La Psicología y la Tecnología
Educativa vuelven a acercarse.
"Desde
la posición conductista, la tecnología de la enseñanza es considerada como la
aplicación en el aula de una tecnología que pretende la planificación
psicológica del medio, basada en las leyes científicas que rigen el
comportamiento, con unos modelos de conducta planificados y que a priori se
consideran deseables" (CABERO, 1991).
Por estos
años Bloom edita también la taxonomía de los objetivos pedagógicos en el
dominio cognitivo, que fue retomada por los protagonistas de la enseñanza
programada y mantenida posteriormente por los tecnólogos de la educación. Una
de las aportaciones más relevantes de este enfoque quizás fue actuar como
revulsivo ante formulaciones de corte vago y retórico sobre los fines de la
enseñanza, insistiendo en la necesidad de una formulación previa de los
objetivos a conseguir formulados en términos de conductas observables, aspecto
que puede observarse en algunas de las definiciones de Tecnología Educativa,
como por ejemplo la segunda que formuló en 1970 la Commission on Instructional
Technology (citada en PRENDES, 1991), en la que además se manifiestan las
influencias de la Teoría de Sistemas y de la Teoría de la
Comunicación y se centra en la totalidad de los procesos de enseñanza y
aprendizaje:
"Manera
sistemática de concebir, realizar y evaluar el proceso total de aprendizaje y
de instrucción en función de objetivos específicos, basado en las
investigaciones sobre el aprendizaje y la comunicación humanas, empleando una
combinación de recursos humanos y no humanos, con objeto de obtener una
instrucción más eficaz" (CIT, 1970).
A pesar de
su significativa influencia y de contribuir a la superación de la concepción de
la instrucción basada en el desarrollo de ideas intuitivas (ahora se apoya en
la aplicación de técnicas científicas) e intensificar el interés por el
desarrollo de materiales (software), el conductismo y la enseñanza programada
recibieron numerosas críticas, especialmente al comprobarse que este modelo,
que analiza con un esquema simple de estímulo-respuesta comportamientos
observables, no servía para explicar aprendizajes complejos. No obstante, como
dice CABERO (1999:22), "aunque la enseñanza programada ha recibido una
serie de críticas, no se puede olvidar que se ha mostrado bastante eficaz en
sujetos con deficiencias psíquicas, en países con problemas de profesorado y en
la educación a distancia" CABERO
(1991) dice al respecto: "Considerar la Tecnología Educativa como una
aproximación sistémica implica su abandono como la simple introducción de
medios en la escuela y la aplicación de estrategias instruccionales apoyadas en
determinadas teorías del aprendizaje. Por el contrario supone un planteamiento
más flexible donde lo importante sería determinar los objetivos a alcanzar,
movilizar los elementos necesarios para su consecución y comprender que los
productos obtenidos no son mera consecuencia de la yuxtaposición de los
elementos intervinientes, sino más bien de las interacciones que se establecen
entre ellos"
Basado
primero en una psicología del aprendizaje de tipo asociacionista y luego
también en el potente enfoque cognitivo del procesamiento de la información
(Gagné, Merrill. Romoszowki...), este enfoque se fundamenta inicialmente en las
propuestas de gestión empresarial científica que hizo a principios de siglo F.W
Taylor (desglose en etapas, eficacia, reducir tiempos, control, formación en
tareas...), y se concreta en una "pedagogía por objetivos"
como la propuesta por Tyler (1973) a mediados de siglo centrada en el análisis
de objetivos, la selección y organización del contenido y de las experiencias
de aprendizaje y en la evaluación de los alumnos y del currículum. Más tarde,
en los años 80, el desarrollo de la Teoría Curricular propicia la aparición de
toda una serie de propuestas de diseño curricular, algunas de las cuales
también tenían un marcado enfoque tecnológico.
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